Músico, compositor, violinista y director de orquesta cubano, creador del chachachá.
Fue integrante de la Orquesta Arcaño y de la Orquesta América. En 1954 funda su primera orquesta, al frente de ésta se presentó en más de 20 países.
En 1951 compuso el primer chachachá. Entre sus obras musicales se encuentran: La engañadora, El alardoso, El túnel, Nada para ti, Osiris y Me muero.
Como el mismo Enrique Jorrín, lo describía, el chachachá es un baile intermedio, ni muy despacio, ni muy rápido, lo que permitió al ciudadano común desplegar, sin prejuicios, sus normalmente limitadas capacidades dancísticas y al mismo tiempo disfrutar de la música.
Alrededor de la mitad del siglo, Enrique Jorrín, era un joven que da a conocer "La engañadora", fruto de sus experimentaciones con la forma, la melodía y el ritmo del danzón. De ahí en adelante y con el auxilio de otras composiciones del mismo estilo, el nuevo ritmo que la gente llamó chachachá, conquistaría contundentemente a los oyentes y bailadores.
En muy poco tiempo todo el continente estaba bailando, con diferentes grados de sabrosura por supuesto, el majestuoso chachachá.
Manolo Maylán (un famoso trasformista cubano) fue la inspiración del famoso chachachá, “La Engañadora”. Maylán fue objeto en la ciudad de Miami de un ``incidente de confusión'' por parte de un ciudadano norteamericano que, cautivado por sus ``virtudes femeninas'', le propuso matrimonio.
Al enterarse de la verdad, el confundido pretendiente la quiso emprender a tiros contra Maylán. El suceso se produjo en 1953 y fue recogido por la prensa habanera como ``un drama pasional''. ``En realidad fue más un escándalo que la prensa trató de explotar en Cuba, pero se dijeron muchas cosas inciertas entonces, simplemente se trataba de un hombre confundido'', manifestó Maylán.
Reconocido como el creador del Cha-cha-chá; constituye un gran aporte a la Historia musical de Cuba, con más de cuarenta años de vida, su ritmo y sonido se mantienen llenos de vida y energía. Maestro, fundador, director, orquestador y violinista de la Orquesta “Enrique Jorrín”.
El rey del cha-cha-cháJorrín, creador del cha-cha-chá, un mulato de sonrisa bonachona, hablador pausado y siempre dispuesto a la conversación. Su padre participó en la Segunda Guerra Mundial, como soldado del Ejército Norteamericano y muere en combate; además era sastre y clarinetista de orquestas populares, preparaba grupos para diferentes bailes que le contrataban, tanto en Candelaria como en Artemisa o en campo adentro, contó el maestro Jorrín en cierta ocasión, por lo que sabemos ya por dónde le entró el gusto por la música, al punto que, pese al interés familiar por hacer de él un médico, a Enrique no hubo modo de cambiarle el violín por el estetoscopio.
Desde muy pequeño se dedicó al estudio de la música. A los 11 años de edad creó e interpretó con la agrupación “Selección”, de la Habana Vieja, su primer danzón titulado Hilda; posteriormente integró otras agrupaciones donde se significaron: “Arcaño y sus Maravillas” y la Orquesta “Ideal”, dirigida por Joseito Valdés. A los 12 años escribió la parte del violín de uno de los danzones más significativos y que aún forma parte del repertorio de la Orquesta “Enrique Jorrín” (Osiris) un clásico de la música cubana.
En los primeros tiempos -década del 40- trabajó con diversas agrupaciones: Hermanos Contreras, Hermanos Peñalver, La Ideal y dirigió Selecciones del 45, entre tanto esperaba su gran momento, que le llegó al ser llamado para la Orquesta América, que fue la que estrenó La engañadora. La América es una agrupación popular con la que comenzó a labrar la historia del cha-cha-chá y que dirigió entre 1946 y 1954; en esta orquesta también trabajó como compositor, orquestador y primer violinista de la Agrupación. En los años 40, compuso los danzones doña Olga, que fue un éxito en su tiempo; destacándose: Liceo del Pilar, Central Constancia, Osiris, Unión Cienfueguera…
En 1948 Jorrín había grabado la canción del compositor mexicano Guty Cárdenas, Nunca, en donde la primera parte la hizo en su estilo original, y en la segunda en un tempo mas movido.
En 1953 salió el primer disco del nuevo ritmo creado por Jorrín: en una cara, La engañadora, por la otra, Silver Star, en el que en su parte cantada aparece: cha-cha-chá, cha-cha-chá, es un ritmo sin igual. Ya en su inscripción, tenía todas las características del cha-cha-chá. Cuando triunfa La engañadora, también fueron éxitos: El túnel, Nada para ti, Me muero, Cógele bien el compás, Trompetas en cha-cha-chá, El Alardoso. En esta misma misma línea de creación de Jorrín, la América difunde El túnel, Nada para ti, Cógele bien el compás, y de Musiquita, Poco pelo y Yo sabía.
En 1954 Jorrín fundó la orquesta que llevó su nombre y un año después partió hacia México con aquel ritmo que arrebató de igual forma en el continente y que su creador denominó cha-cha-cha por el sonido de los pasos de los bailadores al arrastrar los pies sobre el piso, que el oído aguzado del músico detectó de inmediato.
Pese a los años transcurridos, el chachachá no es género olvidado, ni en Cuba, ni en México, ni en otras latitudes. Cuando se celebraron los 25 años de la aparición del cha-cha-chá, el maestro Jorrín, recibió en México un disco de oro acreditativo de las ventas de sus números más exitosos. También en Cuba se le rindieron homenajes. Su muerte, a los 60 años, privó a la música cubana de uno de suscompositores más notables.